En esto, Don Quijote escuchó un ruido repugnante el cual hizo que se levantara fugazmente del lugar donde estaba durmiendo.
------ ¡Auxilio, auxilio! ------ se puso a gritar el caballero con la más fuerza posible.
Al instante de oír estas palabras, Sancho rebotó de las raíces del almendro donde había reposado aquella noche. Éste se apresuró para llegar a alcanzar a su caballero el cual se había puesto a correr mirando por todas partes para comprobar si aquellas oídas palabras habían sido ciertas o ficticias en su vida.
------ ¿Ocurre algo mi señor? ------ preguntó Sancho al llegar y al ver la desconsolada situación de Don Quijote.
------ Nunca dejaría que le pasara nada, caballero. ------ dijo el escudero.
Don Quijote fue a buscar a su hermoso caballo Rocinante contándole mientras a Sancho lo sucedido.
------ Es mejor que nos marchemos de este malvado lugar ¿no cree usted? ------ le preguntó Sancho a su caballero.
Don Quijote gesticuló con la cabeza afirmando la propuesta de su miserable escudero.
------ Voy a buscar a mi pobre asno que se ha quedado debajo del almendro. ------ le informó Sancho.
Mientras, el caballero se preparaba poniéndose la armadura y subiendo a su elegante y espléndido caballo.
------ ¡No es posible! ------ eran las palabras que a lo lejos se escuchaban del pobre Sancho.
Al oír la desesperada voz de Sancho, Don Quijote fue hacia él percutiendo a Rocinante para que este se apresurase.
------ ¿Sucede algo? ------ exclamó Don Quijote.
------ Había dejado reposar mi asno debajo de éste árbol y ahora no hay más que su cuerda amarrada. ------ le explicaba Sancho.
Sancho se puso a observar su alrededor a ver si veía su querido jumento.
El caballero, algo astuto, le dijo a Sancho que la más posible opción era que este hubiera huido al no ver nadie a su alrededor.
El escudero se cayó y al dar un robusto golpe al suelo sus lágrimas empezaron a hacer camino por su rostro.
------ No me puedes hacer esto ahora, querido amigo, por haber perdido a tu asno no se acaba el mundo ni tampoco nuestro trayecto, recuerda mi promesa. ------ le anunció Don Quijote.
------ Sin mi asno soy como un libro sin hojas, mi señor, igual que usted sin su querida Dulcinea. ------ le advertía el escudero mientras su hidalgo le daba un azote a su caballo para que éste empezara a galopar.
------ ¿Y ahora qué? ¿Tengo que seguirle, no? ¿Esta es la función de los escuderos, señor? ------ gritaba Sancho dirigiéndose a Don Quijote.
------ Si todo fuera esto para conseguir reinar una ínsula… ------ se decía el escudero en voz baja para que el otro no lo oyese.
------ Pues bien, seguiremos nuestro camino como buen caballero y escudero que somos. ------ iba hablando Sancho Panza.
Estuvieron andando horas y horas aunque el caballero siempre más adelantado que su ridículo escudero.
------ ¡Sancho, date prisa y verás lo que ahora mismo están viendo mis ojos! ------ le chillaba su amo.
Don Quijote curvó su espalda para seguir con la mirada a Sancho que se encontraba detrás de el pero éste no llegaba por ninguna parte. Don Quijote bajó de su delicado rocín y esperó que llegara su apreciado escudero.
El caballero se durmió sentado en la sombra de una higuera que encontró por el camino.
------ ¡Imposible de creer, mi señor! Iba andando a unos metros detrás de usted cuando a lo lejos vi un animal, fui corriendo y me apodere de él. Es un jumento como el que se nos escapó, este es incluso más elegante. ------ despertó Sancho a su amo con estas palabras.
------ Pues vamos a seguir nuestro camino que hemos desperdiciado demasiado tiempo amigo mío. ------ dijo Don Quijote con un rostro algo débil.
------ Ahora podré volver a seguirle sin ningún apuro, mi señor. ------ le comunicó Sancho a su amo más feliz que nunca.
I así siguieron su trayecto. Don Quijote delante para abrir camino y Sancho detrás de él para servirle cuando el caballero lo necesitara.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
CLARA! BF
ResponderEliminar